Leves Malestares
Hoy escribo estas palabras mientras escucho a mis compañeros durante la clase, mis ojos entre cerrados y mi rostro reflejando el cansancio de un largo día de trabajo, pero mi mente siempre activa y fascinada ante los nuevos conocimientos. Mi día inició temprano con la alarma del reloj, un buen baño y un desayuno rápidamente ingerido ¡allá vamos ¡a trabajar.
Varios pacientes he visto pasar durante la mañana, caminatas de un lado para otro y mis pies se empiezan a cansar. A medio día el almuerzo no se hace esperar, una hora que corre tan rápido que casi no se puede percibir y disfrutar, sin embargo, risas y conversaciones no faltaron y pudimos continuar.
Mis pies cada vez me duelen más, mi cabeza comienza a
tambalear y un punzón en la espalda me detiene un poco más, pero aquí no
importo yo, importan todos los pacientes que se aquejan de una enfermedad, así
que ignoro mis leves malestares y después de un eterno día mi turno termina sin
ninguna novedad. Corrí rápidamente a casa, tengo un examen pendiente y una
clase en la cual sigo escuchando los hermosos versos de los demás.
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