Historia de amor Hindenburg
2 de mayo 1937
Querido diario, nuestra vida en Essen (ciudad de
Renania del norte-Westfalia-Alemania) se ha convertido en un régimen militar,
las ordenes y los secretos cada vez afectan más a nuestro hogar, Niklas ha
dejado esa sonrisa que lo caracterizaba y se ha convertido en una persona un
poco sombría, aunque intente disimularlo su rostro de preocupación es evidente
para mí. Esta mañana escuche sin querer una conversación con uno de los
suboficiales mientras caminaban por el pasillo: "Scharführer Werner
(sargento primero) encárguese de toda la documentación mientras estamos
fuera" siendo su respuesta "como ordene Standartenführer (coronel)”
supongo que saldremos de viaje nuevamente.
3 de mayo
Después de hacer las maletas que Niklas me dijo en la
mañana y de varias horas de viaje en el tren hemos llegado a Fráncfort del meno
(ciudad del estado federado de Hesse, Alemania) la ciudad se siente más fría de
lo normal. De camino hacia un lugar que todavía desconocía, no aguante la
necesidad de preguntarle que sucedía, sin interesarme el miedo de una respuesta
cortante e indiferente, sin embargo, me miró fijamente y en voz demasiado baja,
me susurro al odio algo que me dejó con escalofríos: "El Führer me envía a
espiar a los norteamericanos" después simplemente giró y continuó su
silencio. En la lejanía mis ojos observaron algo tan grande y brillante que resplandecía
por toda la ciudad, jamás había visto algo tan magnifico, entre más nos acercábamos
sentía que un gigante me aplastaría. Al llegar descubrí que era verdad, la
grandeza de ese dirigible eran tan inmensa como el mismo Hitler y me atrevería
a decir que aún más.
Rápidamente abordamos esta máquina inimaginable, su
interior se asemejaba a una casa de muñecas, todo perfectamente ubicado con tal
delicadeza que parecía de la realeza. Fuimos dirigidos al camarote privado,
casi ni me di cuenta cuando despegamos, su suavidad hacia olvidar que nos encontrábamos
en el aire. Después de acomodarnos en la cómoda cama y descansar un poco, nos
desplazamos hacia el restaurante, un encuentro con personas que apreciaban la
belleza del lugar o que simplemente se jactaban de no sorprenderse.
4 de mayo
En este día vivimos el primer momento dramático en
este viaje, el clima impetuoso soplaba fuertes vientos que dificultaban el
avance que se esperaba, los fríos vientos de vez en cuando empujaban el
dirigible hacia abajo y luego volvía a subir, aunque eso no importaba mucho,
todos estábamos tan seguros de estar ahí, que nunca nos imaginamos algo catastrófico.
Entre baños calientes y la sensación de un restaurante café muy cómodo y bien
servido, nos perdíamos en el viaje de ensueño que cualquiera quisiera vivir.
5 de mayo
Niklas ha estado tan callado y distante todo este
tiempo, pero he temido de comentar, preguntar u opinar cualquier cosa, no es mi
deber ni mi función, aunque sigo sin entender esta posible guerra. Los viajes
de él hacia la zona de fumadores se han hecho más recurrente de lo que
recuerdo, su servicio y amor por Alemania lo está acabando.
6 de mayo
El temor a las alturas no me había permitido acercarme
a las ventanas, sin embargo, esta mañana ha sido diferente, ante la ausencia de
Niklas y la claridad que traslucía a través del dirigible, algo temerosa me
asome y abrí mis ojos, la ciudad de Boston se observaba tan pequeña, que
pareciera que lo leído sobre este lugar fuera solo una mentira.
Las horas pasan y no entiendo por qué hemos tardado
tanto, según recuerdo ya debimos haber llegado, pero los camareros nos han
dicho que no prestemos mucha atención, nos están dando un tour por Manhattan, y
es verdad, el cielo se ve más azul en este lugar y la gente saludando desde la
infinidad, aún más pequeña.
La tarde se apoderaba del día y la luz se opacaba con
el pasar de las horas, sobre las siete de la tarde nos avisaron que pronto estaríamos
en Lakehurst (Estación de aire naval en New Jersey), todos nos dirigimos hacia las
ventanas y muchas fueron abiertas para saludar a los que desde tierra nos
esperaban, yo no quise, el temor era más fuerte. Pasaron como veinte minutos en
los que veíamos como las cuerdas eran lanzadas, recuerdo a Niklas abrazándome
en ese momento, no sé por qué, pero sentí que era el mismo de siempre por un
instante.
Después de unos segundos mirándonos fijamente, vi en
el reflejo de sus ojos un fogonazo de luz que fue capaz se segarme, los
siguientes segundos fueron gritos de confusión que venían de todos lados, mi último
recuerdo es Niklas protegiéndome con su evidente cuerpo más grande y lanzándonos
al vacío. Al abrir nuevamente los ojos, después de no sé cuánto tiempo, ya no
estaba a mi lado, de hecho, no reconocí nada de lo que me rodeaba, me senté en
lo que sea que estuviera y solo observe el fuego ardiente en una estructura que
no reconocí, en mi subconsciente oí unas palabras que me hablaban en una lengua
que no recordaba y volví a cerrar los ojos.
7 de mayo
Despierto desconcertada en un lugar que no conozco,
con paredes blancas y cables que salían de mí, hacia aparatos que no paraban de
sonar, después de una breve explicación de lo que sucedió y de que mi mente
tratara de reconstruir esos momentos, entendí que fue la última vez que vi a
Niklas y que se quedara en mi recuerdo la última imagen de sus brazos y sus
brillantes ojos abrazándome fuertemente. Adiós mi amado, cuanto deseo volver a
casa.
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